Antes de hablar de aprendizaje es necesario pensar qué concepto tenemos de estudiante. A partir de este concepto podemos definir lo que es aprendizaje. Hagamos una pausa… ¿Qué cualidades vemos en nuestros estudiantes?
… Para mí son creadores, inteligentes, capaces de ver más allá de lo evidente, imaginativos, tienen sus propias metas y su propio concepto de la vida y de sus proyectos personales. Por lo contrario, cuando creemos que nuestros alumnos no son capaces de “entender” el discurso académico que traemos entre manos estamos minimizando su potencial de creación. Además, dudamos en que podamos, como docentes, convertir el conocimiento en habilidades y destrezas y aún más en actitudes.
Por tanto, un concepto constructivista exige que el docente deposite toda su confianza en que su tarea en el aula podrá generar cambios y lograr un desarrollo para el progreso de los estudiantes y por ende en el país.
Sin embargo, la confianza en sí misma no puede hacer nada si el docente no hace lo que le toca:
1. Indagar, junto con sus estudiantes, cuáles son los conocimientos previos que éstos poseen a través de diversas actividades de inicio. Entonces, se requiere que influya positivamente en ellos a través de la motivación.
2. Organizar el material que facilite que el estudiante construya conocimiento.
Pero ¿qué le corresponde hacer al estudiante?
1. Poseer memoria a largo plazo.
2. Querer aprender.
3. Conectar el nuevo conocimiento con sus conocimientos previos.
¿A qué teórico se le “ocurrió” pensar en lo anterior? Coincidentemente fue Ausubel pues él acuñó el concepto de “Aprendizaje Significativo”. Cree que el docente debe explicar o exponer hechos o ideas. Este enfoque es de los más apropiados para enseñar relaciones entre varios conceptos, pero antes los alumnos deben tener algún conocimiento de dichos conceptos. Otro aspecto en este modelo es la edad de los estudiantes, ya que ellos deben manipular ideas mentalmente, aunque sean simples. Por esto, este modelo es más adecuado para los niveles más altos de primaria en adelante.
Frida Díaz Barriga afirma que la función del trabajo docente no puede reducirse ni a la de simple transmisor de la información, ni a la de facilitador del aprendizaje. Antes bien, el docente se constituye en un mediador en el encuentro del alumno con el conocimiento. En esta mediación el profesor orienta y guía la actividad mental constructiva de sus alumnos, a quienes proporciona ayuda pedagógica ajustada a su competencia.
En este modelo la finalidad es por lo tanto, enseñar a pensar, enseñar a aprender, enseñar a crear y enseñar a ser.
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Hola Rosy.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con su escrito. El maestro debe asumir un papel de mediador en el proceso de aprendizaje del alumno. Aún así, considero que el perfil del docente debe contemplar conocimientos avanzados de psicología, porque una de las finalidades de él, es enseñar a ser, entonces el alumno, por sí solo, no tiene una visión muy clara, tiene que estar orientado hacia lo que quiere de manera muy personal. Por lo tanto, el docente debe tener las habilidades para medir la conducta de ser.
Saludos.
Que tal Maestra...
ResponderEliminarhoy en día no solo somos maestros, somos un todo extraordinarioo y no es por alagar pero afrontamos el papel de formadores: "enseñar" (explicar-examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, como ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas que, de tal manera aprovechando la inmensa información disponible y las potentes herramientas de las TIC'S.